Columna de opinión por parte de Víctor Betancourt, Gerente General de SONDA en Panamá.
Cuando hablamos de “Smart City” prácticamente de forma inmediata se nos
viene a la mente las diversas formas en que la tecnología e innovación apalancan
el desarrollo de la movilidad y funcionalidad de una ciudad volviéndola
“inteligente”, si bien esto es cierto, también combina adicionalmente otros
elementos que buscan de manera integral generar un bienestar a los ciudadanos
que en ellas habitan.
Pero ¿cómo nació esta necesidad de que las ciudades tengan ahora que ser
inteligentes?, según datos del Banco Mundial cerca del 56% de las personas viven
en centros urbanos, y se calcula que para el 2050 el 70% de la población
planetaria se concentrará en las ciudades.
Los países de nuestra región no están exentos de esta tendencia, y en el caso
específico de Panamá, la Ciudad Capital cuenta con casi 1.5 millones de
habitantes, concentrando más del 35% de los habitantes del país en una sola
urbe, y la suma de las Provincias de Panamá y Panamá Oeste alcanza el 50% del
total de población, generando necesidades para sus ciudadanos en materia de
movilidad, seguridad, salud, y servicios públicos en general, con mayor nivel de
optimización y gestión en tiempo real.
El camino por transitar
Sí bien ya hay avances tangibles en las ciudades principales de nuestra región en
la movilidad, conectividad y gestión de la seguridad con videovigilancia en
amplias zonas, aún tenemos áreas de oportunidad, tomando como referencia las
grandes capitales del mundo:
1. Infraestructura Digital Avanzada: Una Smart City debe contar con una
infraestructura digital sólida, incluyendo una amplia conectividad de banda
ancha y redes de comunicación robustas. Esto permite la transmisión de datos en
tiempo real entre dispositivos y sistemas, lo que es fundamental para la
implementación de soluciones inteligentes en áreas como el transporte, la
energía y la administración pública.
2. Gestión Eficiente de la Energía: La eficiencia energética es un pilar esencial en
materia de gestión de recursos. La instalación de sensores para activación
oportuna de la iluminación, así como medidores inteligentes, permite el
monitoreo y control de consumo energético. Además, la integración de fuentes
de energía renovable y sus sistemas de almacenamiento contribuye a reducir la
huella de carbono y promover la sostenibilidad.
3. Movilidad Inteligente: Una de las prioridades debe ser la movilidad sostenible y
eficiente. Sistemas de transporte público inteligente, con información en tiempo
real y planificación de rutas óptimas, junto con la implementación de vehículos
eléctricos y compartidos, contribuyen a descongestionar el tráfico y reducir la
contaminación.
4. Gobierno Electrónico y Participación Ciudadana: La implementación de
servicios gubernamentales electrónicos y plataformas de participación ciudadana
en línea fomenta la transparencia y la interacción entre la administración y los
ciudadanos. Esto agiliza los trámites, promueve la toma de decisiones informada
y fortalece la confianza en las instituciones.
5. Sensores y Big Data: La recopilación y análisis de datos a través de sensores
distribuidos por la ciudad brindan información valiosa para la toma de decisiones
en tiempo real. El análisis de big data permite identificar patrones, tendencias y
necesidades, lo que puede aplicarse en áreas como la gestión del tráfico, la
planificación urbana y la respuesta a emergencias.
6. Desarrollo Urbano Planificado: Una Smart City se caracteriza por un desarrollo
urbano planificado y sostenible. La integración de sensores en infraestructuras
como edificios, parques y sistemas de agua permite supervisar su estado en
tiempo real, optimizar su mantenimiento y prevenir problemas antes de que
ocurran.
7. Seguridad y Resiliencia: La seguridad cibernética es esencial para proteger la
privacidad de los datos y prevenir ataques maliciosos. Además, los sistemas en las
ciudades desarrolladas deben ser resistentes y capaces de adaptarse a
situaciones de crisis, como desastres naturales o emergencias de salud pública,
mediante la utilización de tecnologías avanzadas de monitoreo y respuesta.
Por último, la educación y la capacitación son fundamentales para asegurar que
la población aproveche al máximo las oportunidades de una Smart City, y son
esenciales para garantizar su adopción y evolución en el tiempo. El acceso a
herramientas digitales, integradas con todos los servicios de información en línea
en los teléfonos inteligentes, garantizan una transformación urbana que impacte
positivamente en la calidad de vida y bienestar de todos los ciudadanos.
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